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martes, 24 de mayo de 2022

DECLARACION DEL CODEHS 23 de mayo 2022

El CODEHS, como organización ciudadana consagrada a ejercer verdaderamente una acción de promoción y defensa de los derechos humanos, denuncia y repudia la actitud del Instituto Nacional de Derechos Humanos INDH, organismo de orden público, y dependiente del aparato burocrático del Estado, al no hacerse parte de las querellas que la ciudadanía ha interpuesto contra José Piñera, sus altos funcionarios y ante fuerzas armadas y de orden, especialmente Carabineros de Chile, por crímenes de lesa humanidad.






Asimismo denunciamos la cómplice negligencia del Estado chileno al no hacerse parte de las querellas iniciadas ante los crímenes cometidos por bandas terroristas de ultraderecha, amparadas por Carabineros, lo que incluye el reciente asesinato de la periodista Francisca Sandoval Astudillo a manos de sicarios. Este hecho es sólo una muestra del dominio que están ejerciendo las organizaciones de narcotráfico, protegidas por las propias instituciones de orden público.

Expresamos que la actitud tomada por el INDH, constituye una aberración, ya que al no tomar posición ante las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por los organismos estatales y las autoridades a cargo de éstas, se ha vuelto cómplice de estos crímenes.

Consideramos también que dado que los Estados son los principales sujetos gestores y promotores de violaciones a los Derechos Humanos (concepto establecido por la doctrina jurídica tradicional), ese mismo Estado violador no puede implementar un organismo que desde su origen no cumplirá y no cumple el papel de ser el promotor de los Derechos Humanos en este país.

Exigimos la disolución del INDH, por no haber mostrado competencia para ejecutar su labor. En lo inmediato, exigimos que se solicite formalmente la renuncia del señor Sergio Micco y otros ejecutivos, a sus cargos.

En el intertanto que esta disolución se ejecuta, denunciaremos ante la Contraloría General de la República la negligencia de los funcionarios a cargo del INDH, al no cumplir las obligaciones establecidas en su mandato.

El CODEHS adhiere y apoya la convocatoria a una gran protesta general el miércoles 1º de junio, contra la política económica del gobierno, que ha favorecido a la clase patronal, contra la represión y la impunidad de los crímenes de lesa humanidad. Decimos no a las alzas y a la represión contra las y los luchadores sociales.



#CODEHS

#PROTESTA_1_DE_JUNIO

#NO_A_LAS_ALZAS

#NO_+_REPRESION

#LIBERTAD_AHORA


ENLACES RELACIONADOS:


https://www.elciudadano.com/chile/tras-negativa-a-querellarse-por-delitos-de-lesa-humanidad-durante-el-estallido-plantean-que-chile-necesita-nuevo-indh-con-un-director-que-en-realidad-enfrente-los-derechos-humanos/05/19/


https://www.codepu.cl/ante-decision-del-consejo-del-indh-codepu-declara/


Dirección del Trabajo retoma línea de no reconocer acuerdos entre empresas y negociadores no sindicalizados - Cooperativa.cl https://m.cooperativa.cl/noticias/pais/trabajo/negociaciones-colectivas/direccion-del-trabajo-retoma-linea-de-no-reconocer-acuerdos-entre/2022-05-20/220927.html


https://m.cooperativa.cl/noticias/pais/trabajo/negociaciones-colectivas/direccion-del-trabajo-retoma-linea-de-no-reconocer-acuerdos-entre/2022-05-20/220927.html


https://twitter.com/El_Ciudadano/status/1527383103441735680?t=a_uouy_qlw2cYXiUjem0iA&s=08




miércoles, 26 de enero de 2022

APOYAR SERVICIOS PÚBLICOS UNIVERSALES Y DE CALIDAD Y POLÍTICA FISCAL UNIVERSAL Y JUSTA PARA LA GARANTÍA DE DERECHOS SOCIALES

 

SERVICIOS PÚBLICOS UNIVERSALES Y DE CALIDAD Y POLÍTICA FISCAL UNIVERSAL Y JUSTA PARA LA GARANTÍA DE DERECHOS SOCIALES


Iniciativa Nº 18.202

Tema: Mecanismos de garantía de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales

🚨Sin recursos ni servicios públicos, no habrá derechos sociales🚨


Por este motivo, es importante que la nueva Constitución establezca el deber del Estado de promover servicios públicos universales y de calidad, así como una política de impuestos justa y progresiva, donde quienes tienen más ingresos aporten más para su financiamiento. 


Así podremos garantizar en la práctica que todas las personas puedan acceder a educación, salud y pensiones dignas. 🏥


Para lograr eso, te invitamos a apoyar la Iniciativa Popular de Norma sobre derechos sociales, servicios públicos y política fiscal. Necesitamos 15 mil firmas para que esta iniciativa sea discutida por la Convención Constitucional.


💚Apoya aquí esta iniciativa con tu clave única: https://bit.ly/334gSA3


#Iniciativas

#CODEHS

#CONVENCIÓN

viernes, 1 de mayo de 2020

EL DESARROLLO DE LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO (ARTÍCULO)




Artículo de opinión



EL DESARROLLO DE LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO:
LOS SUPUESTOS PREVIOS
REARTICULACIÓN DE LAS FUERZAS  DEL GOBIERNO/ 
DESARTICULACIÓN DE LAS FUERZAS OPOSITORAS


MANUEL ACUÑA ASENJO

A. LOS SUPUESTOS PREVIOS

UNIDAD EN TORNO AL FACTOR DE COHESION
En nuestro documento de marzo recién pasado, destinado a analizar la estrategia de las clases y fracciones de clase dominantes, señalábamos que aquella no era sino, aprovechar el inesperado apoyo que la pandemia del Covid 19 proporcionaba al Gobierno, para retrotraer la situación nacional a la que existía hasta antes del estallido social de 18 de octubre de 2019. O, como lo decíamos,

“[…] el objetivo del sector hegemónico del Bloque en el Poder no es sino el restablecimiento de las condiciones que existían hasta antes del 18 de octubre de 2019 a fin de seguir extrayendo el plusvalor de las clases dominadas en la forma que lo había hecho hasta ese momento. Para conseguir su objetivo necesita recobrar el ‘liderazgo’ de Piñera, lo que implica diseñar una estrategia en torno a recuperar, consecuentemente, la confianza de la comunidad nacional en el mandatario y la subordinación de todo el espectro político a su conducción. En palabras más simples, se trata de tomar el control de la nación para poder determinar, más tarde, las tareas a realizar”[1].

Restablecer el orden existente hasta antes del 18 de octubre de 2020 —o, como también lo llama el Gobierno, ‘restablecer la normalidad’ e, incluso, ‘nueva normalidad’— es tarea de personas, de sujetos, de individuos bajo la obligada dirección de alguien. Pero no de ‘cualquier’ alguien sino de quien cuente o haya contado con un grado de confianza social, de un ‘atractor’. En el caso de Chile, ese objetivo podría alcanzarse solamente con Piñera a la cabeza pues el sujeto de marras —que, paradojalmente, no cuenta con el apoyo irrestricto de muchos de sus partidarios a quienes, más bien, les resulta una carga—, es el factor de unidad del estado/nación. Y, como tal, un personaje insustituible; al menos, por el momento.

En esa situación —continuábamos—, la conditio sine qua non de la estrategia para las clases y/o fracciones de clase dominantes había de ser, necesariamente, continuar por la ruta trazada, arrastrando ese fardo humano, lo que implicaba limpiar su imagen, recobrarlo como el líder indiscutido de la alianza ‘Chile Vamos’, reinstalarlo como el conductor inmejorable de la nación y, por supuesto, tolerar (y justificar o, al menos, explicar) sus naturales extravíos. Tarea difícil, por cierto, y no exenta de dificultades, dado tanto el carácter social (anal) como el carácter individual (narcisista) del mismo, algo que se ha visto reflejado en muchos de sus actos, como más de alguien puede constatarlo:

[…] lo cierto es que durante todo el manejo de la crisis sanitaria desatada por la pandemia del COVID-19, Piñera ha hecho caso omiso de manuales y consejos de asesores para sortear estas circunstancias extraordinarias y ha optado por no alejarse un ápice de su conocido estilo político, aquel con el que siempre trata de mostrarse como un “gran líder”, alguien que “todo lo sabe y todo lo controla” y que al final, muchas veces, le juega en contra”[2].

Pero, en política, es conveniente estar realizando permanentemente ajustes a toda estrategia que se tenga en vista, ya sea ampliando sus objetivos o restringiéndolos, de acuerdo a la evolución de las circunstancias. Porque los acontecimientos pueden ofrecer posibilidades que, de no aprovecharse oportunamente, podrían ocasionar verdaderas catástrofes. Y la pandemia ha ofrecido condiciones inmejorables para alcanzar tales objetivos, como lo es aquella que ha permitido a algunos proponer como objetivo, además de los otros ya establecidos, perfilarse como el mejor país del mundo en el ‘combate’ contra el Covid 19. Porque los objetivos de Piñera siempre fueron erigirse como un líder mundial o sentarse, como lo hizo una vez en otro de sus constantes extravíos, en el escritorio que usa el presidente de los Estados Unidos en la sala oval. Por eso, no debe extrañar que, al respecto haya escrito una persona:

“Efectivamente, hasta ahora, distintas instituciones internacionales han destacado o citado el trabajo que ha hecho Chile estas semanas y la baja cifra de mortalidad, ante lo cual —afirmaron fuentes gubernamentales— se ha ‘instruido informalmente’ la difusión de esos comentarios. Es así como informes de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, del Economist Intelligence Unit y de la financiera J.P. Morgan, circulan profusamente entre asesores, personas públicas y "líderes en distintas áreas”, todo con el objetivo de que se vea a Chile como un ‘ejemplo ante otros casos preocupantes como el de Ecuador y Brasil’”[3].

De hecho, es lo que ha estado sucediendo desde mediados de marzo, más exactamente, desde el 18 de marzo, a poco de instaurarse el ‘estado de catástrofe’, como lo señala, no sin cierto regocijo una periodista:

“Junto con dictar el estado de catástrofe el miércoles 18, el gobierno recuperó el control del Estado, cuya dirección había perdido tras el estallido del 18 de octubre. En este nuevo escenario, los mismos que antes procuraron que no tuviera las herramientas para enfrentar el desorden público y satisfacer nuevas demandas sociales y que incluso le impusieron su programa de gobierno, se encuentran ahora sin poder”[4].

En otras palabras, nada ha de perturbar la fluida y abundante percepción de plusvalor que ha existido hasta esta fecha desde los sectores dominados a los dominantes. Para realizar ese cometido se cuenta con una ventaja crucial: el manejo del Gobierno. Todo lo que haga el Gobierno debe considerarse en el carácter de obra del presidente, circunstancia que va a colaborar en el mejoramiento de la imagen del mismo. Y, consecuentemente, del Gobierno en su conjunto. Porque,

“Nadie mejor que Sebastián Piñera para enfrentar esta situación inédita de crisis, donde hay que buscar los equilibrios para que una medida dirigida a salvar vidas no traiga como consecuencia la aparición de otra epidemia desconocida por las generaciones vivas: la hambruna. Ésta podría aparecer como la consecuencia de la quiebra de las empresas de todo tamaño, el desempleo, la escasez y el agotamiento de los recursos del Estado”[5].
  
La reinvención de Piñera en el carácter de líder indiscutido de la alianza ‘Chile Vamos’ es el eje central de la estrategia, algo que no ha pasado desapercibido, en modo alguno, para algunos analistas —como Claudio Fuentes—, que advierten,

“[…] tras la seguidilla de apariciones casi cotidianas del Mandatario en el marco de la crisis sanitaria por el COVID-19, […] la intención desde Palacio de querer reposicionar la figura de Piñera, tanto a nivel nacional como para el resto de América Latina”[6].

Dado que el Bloque en el Poder es conducido hegemónicamente por la fracción bancaria de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo en estrecha alianza con la fracción comercial, los intereses a defender han de ser fundamentalmente financieros, entendiéndose por tales, los que benefician a las compañías aseguradoras, a la banca, las empresas exportadoras e importadoras de mercancías y, en general, las que prestan toda clase de servicios como turismo, transporte de pasajeros y de carga, etc. Es el predominio manifiesto del modelo pinochetista neoliberal  que se ha mantenido y perfeccionado durante todos estos años de democracia post dictatorial dentro de la cual la hegemonía del Bloque en el Poder es detentada por la fracción bancaria de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo. Lo cual no significa, en modo alguno, que el sector industrial no vaya a gozar de prebendas. No. Ese sector goza de privilegios toda vez que se ha adecuado a las exigencias del modelo para el que sólo es posible mantener  industrias en las áreas que ofrecen ventajas comparativas, entre otras, la silvicultura, la pesca, la agricultura y la minería. Pero, antes de adentrarnos en esas materias, aclaremos otro supuesto previo.

LA OTRA CARA DE JANOS
Como ya lo señalamos, nuestro documento —intitulado ‘La estrategia de las clases y/o fracciones de clase dominantes ante el Covid 19’—, ya advertía que la estrategia a seguir por parte de las autoridades era sacar el mayor provecho posible a las condiciones que ofrecía la presencia de la pandemia Covid 19 en el país, a objeto de robustecer el Gobierno y restaurar, a partir del mismo, en pleno vigor, la forma de acumulación que impuso la dictadura pinochetista, conmovida por el estallido social de 18 de octubre de 2019. Podría suponerse, luego de esas palabras, y no sin justa razón, que la estrategia de esos sectores estaría limitada a tales aspectos, algo que no corresponde, en modo alguno, a la realidad. Y es que Janos tiene dos caras. Que no son las mismas. Al menos, eso dice la tradición romana. Aseverar que las clases y/o fracciones de clase dominantes tienen una estrategia orientada a restaurar la forma de acumulación heredada de la dictadura y a perseverar en ella, no quiere decir que esos sectores, simultáneamente, hayan descuidado la elaboración de otra, inversa, destinada a desarticular y neutralizar los intentos de quienes son reacios a aceptar los objetivos que se propone realizar el sector hegemónicos del Bloque en el Poder. No. Las clases, y/o fracciones de clase, dominantes no existen porque sí, no existen en el aire. Son dominantes (y dinámicas) lo que quiere decir que dominan a otros u otras, que son parte inherente a toda sociedad, existen en el interior de esa sociedad conformando una estructura social, son elementos que la integran y, en consecuencia, se han alzado dentro de la misma para imponerse como tales y reivindicar su status de dominación. 

Digamos que, en verdad, estamos en presencia de un Estado, de una relación social, de una estructura de seres humanos que asegura la permanencia de la dominación de unos sobre otros. ‘La luz’, nos recuerda Henry Barbusse en su bellísima obra ‘L’enfer’, ‘no existiría sin la sombra’. Sentencia tremendamente sabia, pues nos advierte que todo concepto encierra un contrario y, por ende, que toda dominación presume, necesariamente ‘dominantes’ y ‘dominados’. Por lo mismo, que quien domina debe estar asegurando constantemente esa dominación sobre los que han sufrido el yugo de la dominación pues éstos, como reacción natural, siempre van a estar intentando sacárselo de encima y, en consecuencia, alzándose en contra de aquellos que los han colocado en semejante estado de sumisión. Las revueltas populares no tienen otro origen que no sea la acción consciente y deliberada de quienes han logrado, exitosamente, situarse por encima de los demás para imponer su voluntad sobre un sector social, haciendo caso omiso a las voces de las cordiales relaciones de cooperación que advierten sobre los peligros de la competencia y de la imposición.

Por eso, no debe olvidarse que, conjuntamente con elaborar la forma de conducir victoriosamente adelante la restauración de la situación que existía hasta antes del estallido de 18 de abril, las clases y/o fracciones de clase dominantes han estado diseñando y construyendo, simultáneamente, una estrategia orientada, en sentido inverso, a desarticular y aniquilar cualquier intento que puedan realizar los sectores dominados para sacudirse el yugo impuesto por ellas. Quiéranlo o no reconocerlo quienes rechazan visceralmente la existencia de las clases y/o fracciones de clase sociales, el choque de estos sectores no es sino una confrontación de intereses entre quienes se han apoderado de todo —porque creen que les pertenece por derecho propio—, y quienes han sido despojados de lo que la propia naturaleza ofrece para todos.

En nuestro análisis, esa estrategia ha de referirse, necesariamente, a dos aspectos cruciales en el desarrollo de los acontecimientos y que vamos a abordar, de todas maneras, más adelante y en páginas posteriores. El primero de ellos dice relación con el estallido social de 18 de octubre de 2019; el segundo, a la forma de aprovechar el período de reflujo que impone la presencia de la pandemia del Covid 19 orientado a restaurar la forma de acumular que hizo posible la dominación de ciertos sectores hasta el estallido social de 2019.

Dejamos, desde ya, establecido que nuestros análisis contemplan la actividad de las clases y/o fracciones de clase dominantes y, bajo ningún respecto, la de las clases y/o fracciones de clase dominadas. A esta última la dejaremos en la penumbra del ‘I Ching’, en el plano de lo incierto, de lo que se sugiere pero jamás se dice, de lo que se supone porque se ignora, de lo que se estima cierto y, no obstante es incierto, según nos lo enseña Mathiesen en su obra ‘Det ofullgånga’.

LA SUPUESTA NEUTRALIDAD DE LOS GOBIERNOS
Si para toda persona resulta extremadamente difícil resolver las tareas que le impone enfrentarse a un suceso desconocido, con mayor razón le acontece a una organización social como lo es el Estado, tratándose de una pandemia. Porque, aun cuando tal suceso es un fenómeno de permanente ocurrencia en la historia de la humanidad, no se hace presente con la periodicidad que más de alguien pudiere suponer. Por ello, es natural que los gobiernos cometan errores de diversa naturaleza en el tratamiento de tales fenómenos. Lo cual no los exime de responsabilidad. Porque no fue sino voluntad de los mismos instalarse a la cabeza de la nación. Más, aun, si sus campañas electorales no fueron más que la venta de sus respectivas imágenes, como una mercancía más, ante una clientela de votantes convencida de ser aquellos los mejor preparados para desempeñar esa tarea, y enfrentar semejantes contingencias. En otras palabras: a ninguno de ellos se les obligó, en modo alguno, a tomar la dirección del país para dar oportuna solución a los problemas de sus habitantes.

Los gobiernos, sin embargo, no son estructuras neutras de dirección social. Por el contrario, son estructuras políticas; se instalan para representar intereses de determinados sectores sociales y raras veces actúan guiados por sentimientos humanitarios o de conmiseración hacia otros, sino obedecen a directrices cuyo empleo no les resulte obstáculo para realizar, además, la defensa de los intereses propios. Más, aún, en aquellas sociedades en las cuales la forma de acumulación impuesta es extremadamente competitiva. Porque la consecuencia inevitable de ello es el establecimiento de una cultura igualmente competitiva, con individuos tremendamente individualistas, narcisistas, mercantilistas, dedicados únicamente a resolver sus propios problemas y no los de los demás. Y, repetimos, es que los gobiernos son estructuras políticas: obedecen a determinados intereses de clase.

El gobierno de Sebastián Piñera no ha estado ajeno a esos avatares. Por el contrario, conformado en torno a la controvertida figura de un presidente cuyo rasgo principal lo manifiestan —por decir lo menos— anómalos comportamientos suyos, no ha sido mezquino en la comisión de actos censurables, algo que no debiera sorprender. Porque solamente un iluso espera de semejante conjunto la adopción de actitudes diferentes. El refrán aquel que dice ‘De tal palo, tal astilla’ bien puede aplicarse en estos casos para aseverar sin temor a cometer errores que gobernantes, como el referido, sólo pueden contar con colaboradores armónicos a sus formas de ser. Un gobierno es un conjunto social dentro del cual no puede existir disenso.

Esas circunstancias nos permiten, desde ya, establecer los parámetros del análisis del comportamiento del gobierno de Piñera ante la catástrofe del Covid 19: las medidas adoptadas por esa administración han sido guiadas en gran medida por intereses políticos y no por intereses humanitarios. Lo cual no significa sino que la generalidad de sus actos obedece al deseo de obtener mejor provecho de la gestión realizada y en la medida que La Moneda asuma crecientemente el control de la situación del país, y no a una posible conmiseración en torno a las penurias de la población abatida por la desgracia. Esta no es una afirmación gratuita. Es más, el lunes 31 de marzo, la Cátedra de Derechos Humanos de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile entregó una declaración pública en la que, luego de señalar que

“[…] esta crisis ha desnudado las graves carencias de nuestro sistema de salud pública, insuficiente para garantizar de igual manera a todas las personas el derecho a la salud […]”

no vacilaba en afirmar lo siguiente:

“[…] es preocupante ver cómo se va instalando en la población la sensación de que las decisiones de las autoridades de Gobierno están motivadas, principalmente, por intereses económicos y la protección de ciertos sectores privilegiados de la sociedad, y no necesariamente por el mayor bienestar de la población”[7].

Alqo que, en forma humorística, señalaba el periodista Daniel Matamala al recordar, en su página semanal de un diario capitalino, aquella historia del dinosaurio que, observando la caída del meteorito que pondría fin a la existencia de su especie, sólo estaba atento a los avatares de la economía[8]. Actitud que bien refleja la frase (explicada, más tarde) del presidente de la Cámara de Comercio de Santiago, Carlos Soublette, pronunciada a mediados de abril:

“[…] no podemos matar toda la actividad económica por salvar las vidas, porque después vamos a estar lamentando que la gente se muera de hambre”[9].

Los actos de todo Gobierno son esencialmente políticos, por lo que no deben llamar la atención las palabras proferidas, con absoluta naturalidad, por Rafael Bergoeing, presidente de la Comisión Nacional de Productividad —Superintendente de Bancos en el primer período presidencial de Sebastián Piñera—, en la entrevista de Radio Duna en el curso de este mes de abril,

“[…] si ustedes ayer escuchan al (ministro de Hacienda Ignacio Briones), mi lectura fue que la mitad de su discurso tuvo que ver con políticas concretas, algunas de las cuales todavía no están totalmente diseñadas, lo que demuestra que es difícil, y la otra mitad fue señales y discursos”[10].

Así, y solamente de esa manera, es posible entender lo que ha sucedido en el país durante el período dentro del cual se ha hecho presente la pandemia. Y lo que sucederá en los meses venideros. Si es que no hay otra circunstancia que cambie el rumbo de los acontecimientos.

LA PANDEMIA DEBE ASEGURAR, ANTE TODO, BUENOS NEGOCIOS
Por consiguiente, nos encontramos con un Gobierno cuyo objetivo realizar en toda su extensión los postulados de la forma de acumular heredada de la dictadura pinochetista, validar las formas culturales y jurídico/políticas originadas a partir de ese acontecimiento y, en consecuencia, no sólo permitir la realización de todo tipo de negocios desde el Estado sino, además, alentarlos, promoverlos y obtener, desde esa posición, las mejores ganancias para quienes intervienen en esas operaciones. Es una época florida de negocios y transacciones. Hecho que no ha podido pasar desapercibido para muchos académicos que no han vacilado en denunciarlo.

“Hoy está ganando el sector que está enfatizando en lo económico”[11].

No es distinta a una guerra o a un terremoto que junto con ser desgracias, para los sectores dominantes constituyen oportunidades inmejorables para llenarse los bolsillos. Las guerras dinamizan las economías con la ineludible ‘tarea de la reconstrucción’; no lo hacen distinto los terremotos, los huracanes y las inundaciones, entre otras calamidades. La pandemia se presenta como un regalo del cielo, lo mejor que pudo suceder en lo político y en lo económico. Permite invertir y revertir; luego, descansar. Parafraseando a don Andrés Bello, hasta podría exclamarse:

“El día es para el mal y los afanes.
¡He aquí la noche plácida y serena!
El hombre, tras la cuita y la faena
Quiere descanso y  oración y paz”.

Citamos, aquí, para ilustrar el estado de la población, ante autoridades en las que nadie confía, lo sucedido en la región austral de Chile durante la segunda semana de marzo recién pasado.

A la Isla Grande de Chiloé, se puede llegar solamente por mar. Por tal motivo, sus autoridades locales solicitaron al Gobierno implantar una cuarentena total a fin de proteger la salud de la población ante la amenaza del Covid 19. Como era de suponerse, la autoridad se negó a hacerlo y dispuso, en cambio, la instalación de una barrera sanitaria en la localidad de Punta Coronel a partir del 22 del mismo mes. 

Sin embargo, el mismo día en que debía comenzar a regir esa barrera, por razones que se desconocen, ingresó por ese lugar un bus de recorrido intercomunal con personas que llegaban a la isla —como se dijo, en su oportunidad—‘con altas temperaturas’, signo inequívoco de la pandemia.
Según el alcalde de Ancud, Carlos Gómez quien interpusiera ante la Corte de Apelaciones de Puerto Montt un recurso de protección que, por supuesto, le fue denegado,

“[…] tras difundirse la noticia de que el control sanitario no estaba cumpliendo con su cometido, los propios vecinos salieron a cortar los accesos espontáneamente en diversos puntos de Chiloé”[12].

Las protestas estaban más que justificadas en la referida zona, pues tanto dirigentes vecinales, sindicales y los propios alcaldes  de las diversas localidades estaban convencidos que el interés del gobierno era más que nada proteger a las salmoneras y no la salud de la población. O como lo expresaran ellos mismos, exigían que se dijera de una vez

"[…] si lo que realmente se está defendiendo es la salud pública o está pesando otra vez más el factor económico"[13].

Porque, en el caso de Chiloé, el propósito de proteger el interés económico de la zona y no la salud de la población resultaba evidente para sus habitantes. Aunque se afirmara lo contrario.
Lo ocurrido en la isla grande de Chiloé no ha sucedido solamente en la región austral del país. Hay testimonio de innumerables otras acciones orientadas a percibir ganancias de actos cuya comisión causa dolor ajeno. Y no hay conmiseración por ello. Ni siquiera un ápice de empatía. Así ha sucedido con el pago de las cuentas de luz, agua, telefonía, INTERNET y gas, proyecto de ley que fue aprobado por la Cámara de Diputados por 97 votos a favor, un voto en contra  y seis abstenciones, por lo que pasó al Senado para su discusión. El ministro de Energía, Juan Carlos Jobet, ex presidente del directorio de la AFP Capital, advirtió que presentará una ‘reserva de constitucionalidad’ en contra del proyecto pues

[…] afecta la igual repartición de las cargas públicas y el derecho de propiedad; segundo, porque resulta inadmisible, a  nuestro juicio, en atención a que genera gasto para el Estado, y tercero, porque afecta el derecho a desarrollar actividades económicas”[14].

Lo que, en buen romance, significa que el proyecto se entregará al Tribunal Constitucional donde, casi con seguridad, naufragará dado que, en la composición de ese organismo, predominan las ideas del libre mercado.

No es el único rubro de la Economía al que se le ha de extraer la máxima utilidad: la forma mercantilista de operar del Gobierno se manifiesta en la forma de acometer la solución en la generalidad de las áreas del diario quehacer. El caso del agua es una muestra elocuente de esta falta de sensibilidad, de la existencia inequívoca de una voluntad manifiesta en cuanto a anteponer el flujo de las ganancias por sobre el respeto e integridad de la persona.

Es de conocimiento de las autoridades que el mejor método para combatir la amenaza del coronavirus es el lavado frecuente de manos con jabón (y, por supuesto, la limpieza tanto corporal como ambiental), método en cuyo uso se insiste reiteradamente a través de la TV y de los medios informativos y que para un país pletórico de desigualdades, como lo es Chile, resulta poco menos que un sarcasmo.  Porque, …  ¿podríamos confiar en autoridades que, a sabiendas de la enorme necesidad de agua que tiene y va a demandar la salud de la población nacional —especialmente en las zonas de sequía y en las poblaciones de emergencia—, nada han hecho por resolver ese problema?  ¿Podríamos confiar en personas que persisten en la tarea de asegurar la propiedad del agua en manos de inversionistas privados y mostrar, sin rubor, a la nación sudamericana como la única del planeta donde el líquido elemento se encuentra entregado a empresas particulares para su conveniente explotación y en donde el propio ministro de Agricultura es uno de esos felices propietarios?




[1] Acuña Asenjo, Manuel: “La estrategia de las clases y/o fracciones de clase dominantes chilenas ante el Covid 19”, publicado en varios sitos de INTERNET, marzo de 2020.
[2] Leighton, Hernán: “Los baches del estilo presidencial en plena pandemia y el ruido interno que genera su pulsión por el protagonismo”, ‘El Mostrador’, 17 de abril de 2020.
[3] Redacción: “El otro objetivo del Palacio: aparecer como el mejor país combatiendo al Covid-19 en América Latina”, ‘El Mostrador’, 14 de abril de 2020.
[4] Molina, Pilar: “La Moneda retoma el control”, ‘El Líbero’, 23 de marzo de 2020.
[5] Molina, Pilar: Art. citado en (4).
[6] Leighton, Hernán: “Claudio Fuentes y el manejo en La Moneda de la crisis sanitaria: ‘Hoy está ganando el sector que está enfatizando lo económico’”, ‘El Mostrador’, 23 de abril de 2020.
[7] Labbé, Daniel: “’Hay sensación de que las decisiones de Gobierno son motivadas por protección a privilegiados’: Cátedra de DDHH de U. de Chile”, ‘El Ciudadano’, 31 de marzo de 2020.
[8] Matamala, Daniel: “¡Mierda!... ¡La economía!”, ‘La Tercera’, 18 de abril de 2020.
[9] Redacción: “La postura del presidente de la Cámara de Comercio de Santiago ante la pandemia: ‘No podemos matar toda la actividad económica para salvar las vidas’”, ‘El Desconcierto’, 16 de abril de 2020. Con negrita en el original.
[10] Redacción: “Economista Rafael Bergoeing y las dudas sobre el segundo plan económico del Gobierno: ‘La mitad son políticas, algunas no totalmente diseñadas, y la otra mitad son señales’”, ‘El Mostrador’, 09 de abril de 2020.
[11] Leighton, Hernán: Art. citado en (6).
[12] Jara, Carlos: “Protestas en Chiloé desnudan crisis moral del gobierno: Acusan apoyo a las salmoneras en desmedro de la salud pública”, ‘El Desconcierto’, 25 de marzo de 2020. Con negrita en el original.
[13] Jara, Carlos: Art. citado en (12). Con negrita en el original.
[14] Redacción: “Ministro de Energía tacha de ‘inadmisible’ proyecto de ley que prohíbe el corte de servicios básicos en Estado de Catástrofe”, ‘El desconcierto’, 16 de abril de 2020.

viernes, 17 de abril de 2020

CARTA A ANA GONZALEZ DE RECABARREN ANTE EL FALLO DE LA CORTE DE APELACIONES DE SANTIAGO


Querida Ana:


Nos conocimos hace mucho tiempo, allá, por los años 78, en casa de Clotario Blest, donde, junto a Sola Sierra, Magdalena Navarrete, Doris Meniconi, Gala Torres, Victoria Zúñiga, Viviana Díaz (en esa época, muy joven aún) y muchos otros familiares de aquellos compañeros nuestros apresados y, luego, desaparecidos, habías organizado la Agrupación que había de representarlas a todas Uds. en los años venideros para librar una lucha que aún no termina. Eran años difíciles esos, Ana, ¿recuerdas? Intentar sobrevivir y, a la vez, reclamar por los derechos amagados, por intentar sobrevivir, por soñar aún con una sociedad mejor, por exigir la libertad de nuestros amigos y familiares presos, por soportar capturas y apremios ilegítimos… No, no era una tarea fácil vivir en esos años. Y, sin embargo, nunca decaímos; ni, menos aún, desfallecimos. Teníamos la certeza que, tarde o temprano, lograríamos nuestros objetivos, que la justicia se impondría una vez más e, incluso, que volveríamos a tener la vida que una vez tuvimos. Ilusos.




No tengo memoria de las veces en que volvimos a encontrarnos, más tarde, en actos culturales, peñas, manifestaciones, protestas, de la mano de las organizaciones sociales, y desafiando a la dictadura, a la misma que hoy rinden homenaje quienes gobiernan el país. Los años no pasan en vano, tal vez porque no son ellos quienes pasan sino somos nosotros, seres humanos que se agotan en el transcurrir. La última vez que nos vimosrecuerdo fue con motivo del fallecimiento de nuestro común buen amigo y compositor Richard Rojas, músico insuperable, hombre lleno de vida, autor de una de las más bellas canciones creadas para rendir homenaje a quienes una caterva de degenerados hizo desaparecer en medio de los más crueles tormentos. Me refiero al tema ‘¿Dónde están?’ Richard Rojas, de profesión maestro, había organizado junto a Ester González, su mujer (la ‘Esterciña’, como la llamaba), y el maestro Jorge Sepúlveda, primero, el ‘Trio Lonquimay’; luego, el ‘Trío Lonqui’; finalmente, el ‘Duo Lonqui’ (integrado solamente por él y su mujer). Desde esa instancia, tan de ellos, nos entregaban, periódicamente, obras de innegable valor cultural de las que recuerdo con gran cariño la ‘Resbalosa del pan’ y la canción ganadora del Festival de Olmué dedicada a la minga de Chiloé que cantara con dedicación y arte nuestra otra gran amiga Rebeca Godoy. Pero, ya en esos años, cuando nos saludamos al vernos, al retorno del sepelio, en una de las avenidas del Cementerio General, ya no me recordabas. Era demasiado el tiempo transcurrido. Y la distancia no tiene conmiseración, asfixia con su abrazo intolerable. Luego, vino la separación definitiva, el tiempo de la despedida, ‘la hora de decir adios’.
Trío-Lonqui
TRÍO LONQUIMAY. Rubén Cortez, Ester González y Richard Rojas

Tras años de peregrinar, en vano, buscando a los tuyos, tras años de esperar el retorno imposible de Manuel Segundo Recabarren Rojas (tu marido), de Manuel Guillermo Recabarren González (hijo tuyo), de Luis Emilio Recabarren González (también tu hijo) y de Nalvia Rosa Mena Alvarado (tu nuera), vino lo inevitable: tu desaparición, tu despedida, allá, en la casa tuya, en la zona Sur, en esa casa donde viviste los años más felices y más desgraciados de tu vida, la misma donde el vecindario, personas como yo, y muchos artistas y personajes llegamos a rendirte un último homenaje.

Te preguntarás por qué te escribo, Ana, en estos momentos. Y tienes razón en hacerlo. No te sorprendas, por favor, si te digo que lo hago para pedirte disculpas. Porque, luego de conocer la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, que rebajó la pena aplicada a esa caterva de desalmados que asesinaron a casi la totalidad de tu familia, pienso que te he fallado. A pesar que nada tengo que ver con ese hecho, pienso que te he fallado. Y es que mis actos, mis desplazamientos, mis pequeñas obras, mis análisis, mis debates y conversaciones, intentando convencer a una sociedad sorda sobre infinidad de hechos y circunstancias, de nada han servido todos estos años. Pienso que también les he fallado a los familiares de las agrupaciones de derechos humanos (presos políticos, detenidos ejecutados, detenidos desaparecidos, exiliados) porque no he hecho lo suficiente por ellos. Y quiero pedir disculpas. Pedírtelas a ti, en primer lugar, Ana; luego, a todos los demás. Y es que no he podido cumplir conmigo mismo, con los objetivos que me impuse; menos, aun, cumplir con los demás.

Estudie, una vez, las leyes de la Física para convencerme que la realización de un acto es directamente proporcional al grado de fuerza (poder) con que se cuenta. Eso me ha permitido encontrar una explicación a mis yerros. No he contado con la fuerza que se requiere para llevar a cabo las transformaciones que pudieron servir para ese cometido; he sido incapaz de agrupar voluntades para llevar adelante esos propósitos. Quise hacer muchas cosas, pero no tuve la fortaleza de llevarlas a cabo. Y es que menosprecié el poder de las clases que dominan porque no conocía su naturaleza. Casi al fin de mi vida he podido encontrar una explicación probable de ello. Por eso te escribo. Para pedirte disculpas por no haber cumplido lo que me propuse alguna vez. Porque, aunque tú jamás lo hubieses sabido, me propuse conseguir justicia para ti y para los tuyos. Pero ignoraba que la ‘justicia’ era una entelequia’ y que ya Aristóteles, Ulpiano, Augustinus, Thomae Aqvinatis, nos habían advertido que ‘justicia’ es, solamente, ‘dar a cada cual lo que le corresponda’ y que al pobre y al esclavo sólo le corresponden latigazos y miseria. Eso es justicia. Fallé, en consecuencia. Y me avergüenzo de ello. Por eso te pido disculpas. Porque tu marido, tus hijos y nuera, han sido, una vez más, burlados. Y yo no he sido capaz de evitarlo. Te he fallado tanto a ti y a tu familia como lo he hecho con los demás.

La Corte de Apelaciones de Santiago, que integran severos doctores de la ley poco proclives a la lectura de los expedientes que se les entregan, dio a conocer la semana pasada, una resolución que reduce la pena aplicada por sentencias anteriores y absuelve (en otros casos) a quienes quitaron la vida a tus seres queridos haciendo superfluos sus execrables actos. No nos sorprendamos, querida Ana. Porque los tribunales, desde el momento mismo en que se produjo el golpe de Estado en 1973, se alinearon servilmente con los dominadores. Fue su presidente, Enrique Urrutia Manzano, quien terció, sobre el pecho de Pinochet, la banda tricolor que lo ungía como gobernante supremo de la nación. Sí, mi buena Ana, los tribunales, los mismos a las rejas de cuyo inmueble de calle Bandera te encadenaste junto a muchas otras, acompañadas de Clotario Blest. Esos mismos tribunales cuyo presidente (Israel Bórquez) decía estar ‘curco’ de tanto recibir recursos de amparo presentados por la Agrupación que fundaste. Esos mismos tribunales, siempre generosos con la sangre ajena y tremendamente avaros con la propia. Los mismos que se han negado a rebajar sus sueldos luego del estallido social de 18 de octubre pasado y aceptan, sin embargo, que otros lo hagan. Los mismos que crucificaron (como funesto presagio de la Semana Santa) a Daniel Urrutia, uno de los pocos jueces que, compadecido por la suerte que espera a los presos políticos en las tenebrosas cárceles de la ‘democracia’—, frente a la pandemia que asola a nuestro país, se atrevió a desafiar la omnipotencia de la justicia chilena decretando la libertad de todos ellos. Sí, querida Ana: la misma Corte, los mismos jueces, los mismos que mantienen vínculos estrechos con las clases dominantes y, por ende, con quienes gobiernan el país y que, ante la prensa extranjera, no escatiman alabanzas a la tan cacareada ‘independencia’ del Poder Judicial chileno. La misma Corte que hoy revoca la sentencia de otra jueza para volver a encarcelar a los generosos jóvenes de la Primera Línea. Esos mismos tribunales que obligaron, en plena democracia, a arrancar del país a la periodista Alejandra Matus luego de la publicación del libro ‘El libro negro de la Justicia chilena’, documento magistral, que puso al desnudo la esencia del Poder Judicial. Porque esa es la verdadera naturaleza de quienes han dirigido nuestra débil democracia desde su advenimiento en 1990. Por lo mismo, ¿podrías suponer un comportamiento diferente, en una persona tan poco decente como lo es el ex presidente Lagos, generoso, también, con la sangre ajena y tremendamente tacaño con la propia?

He querido enviarte esta carta, Ana, a fin de justificarme por ser débil, tremendamente débil y vulnerable. Por ser la antítesis del superhombre o del héroe que presentan las historietas y las películas de ciencia ficción; por ser uno más de los innumerables seres anónimos que recorren el país mascullando, en su soledad, improperios contra quienes gobiernan muchos de los cuales son ignorantes, débiles mentales o sujetos abiertamente perversos y ejecutan a cada instante, a cada momento, actos orientados únicamente a mantener doblada la cerviz de nuestras clases oprimidas, mientras ellos se apoderan de los escasos bienes nacionales que van quedando.

Termino, querida Ana, confesándote, además, que me siento avergonzado de la institucionalidad que existe en la nación que habitamos, tan ajena y distante de nosotros, de la nación que nos arrebataron, de sus capataces y mayordomos, de todo el aparataje institucional que se nos ha impuesto como herencia de un pasado que nos agobia. Me dan vergüenza los Tribunales del país, me da vergüenza su Parlamento, la Presidencia en manos de un demente con colaboradores que en poco difieren de él. Me consuela, sin embargo, decirte que no te he traicionado ni he traicionado a quienes cayeron en la lucha, como tus familiares, por construir una sociedad mejor. Siempre he estado en contra de esa institucionalidad; siempre la he querido cambiar. Pero no solo, ni con los partidos políticos actuales sino de la mano de una comunidad organizada, capaz de llevar adelante las transformaciones esenciales que el país necesita. Por eso, también, jamás fui parte de los gobiernos post dictatoriales cuya única labor fue desactivar el funcionamiento de todos los movimientos sociales que existían al comienzo del retorno de la democracia.



Y, por lo mismo, hoy, a pesar de todo, tengo confianza en el futuro de Chile; pero tengo, también, temor de lo mismo pues las tareas que esperan a la comunidad nacional al término de la pandemia son colosales. Los ricos querrán mantener sus privilegios, al igual que todo el estamento dominante: militares, marinos, policía, jueces, empresarios, agiotistas, banqueros, especuladores. Una dura prueba espera al pueblo de Chile luego de esta pandemia. Porque fácil resulta entender que, en estos momentos, nada más se puede hacer: Cuando una tragedia, como la del Covid 19, asola a una nación, el primer deber de los movimientos sociales que se han alzado para reclamar por sus derechos es sobrevivir y lograr que todos sus integrantes también lo hagan. Hay, en consecuencia, tiempo para pensar, tiempo para meditar sobre un futuro mejor; y, cuando ese tiempo existe, lo hay, también, para preparar lo que esa tarea demanda. Por lo que puede suponerse que no todo está perdido. Como tan brillante lo expresa ese refrán chileno: mientras hay vida, hay esperanza. Y, te lo aseguro, somos muchos los que no hemos perdido aún esa esperanza.

Un abrazo enorme, allá, en la eternidad.

Manuel

Santiago, 13 de abril de 2020


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