MANUEL ACUÑA ASENJO
LA EMPRESA ‘IANSA’[1] HASTA EL ADVENIMIENTO
DE LA DICTADURA
La palabra ‘IANSA’ es el acrónimo del sintagma “Industria Azucarera
Nacional Sociedad Anónima”. Hoy, por efectos de la costumbre y por la
circunstancia de haberse transformado en un conglomerado de empresas que
realizan diversas actividades industriales,
la palabra ‘IANSA’ ha adquirido vida propia derivando a nombre y
convirtiéndose en una verdadera ‘marca’ por lo que dicho consorcio ha pasado a
denominarse ‘Empresas IANSA S.A. Sin lugar a dudas, es una de las principales
compañías agroindustriales del país cuya actividad es, fundamentalmente, la
producción, comercialización y distribución del azúcar y productos afines de la remolacha.
Su historia no es diferente de
otras empresas similares. Fundada como empresa estatal por la Corporación de
Fomento de la Producción CORFO, en 1953, instaló su primera planta azucarera en
la ciudad de Los Ángeles, experimentando, durante los años siguientes, un
desarrollo espectacular: en 1959, instaló la planta de Linares; en 1967, la de
Chillán (Cocharcas); en 1970, la de Rapaco (La Unión) y en 1974, en plena
dictadura, la de Curicó cuya instalación fue inevitable pues, hasta ese
momento, no se proponía el nuevo régimen la entrega de las empresas estatales
al sector privado.
LA EMPRESA ‘IANSA’ BAJO LA
DICTADURA
Desde la instalación de la planta de Curicó, en 1974, no sucedió nada
interesante hasta 1978. Ese año marcó una fase diferente para la evolución de
la compañía pues la dictadura aprobó la instalación de una nueva forma de
acumular llamada ‘economía social de mercado’; como consecuencia de ello, dictó
lo que se dio a llamar ‘Plan Laboral’, estatuto en virtud del cual transformó a
los trabajadores y sus familias en una mercancía más sobre la cual se podía
transigir. A partir del establecimiento
de aquella nueva forma de acumular, se dio inicio a una serie de
privatizaciones de empresas públicas, bajo el pretexto de disminuir el tamaño
excesivo del Estado. Las empresas públicas, propiedad de todos los chilenos,
empezaron a ser vendidas unas tras otras. No fueron transferidas a un precio
que pudiese considerarse un valor
comercial aceptable sino se entregaron a quienes apoyaban a la dictadura a
precios bajísimos y en condiciones extremadamente ventajosas para aquellos.
IANSA, a pesar de ser considerada como una de las empresas que cumplía con
creces los requisitos impuestos por el
modelo económico y ser, por ende, una de aquellas cuyas actividades podían ser
consideradas de aquellas que ofrecóan ‘ventajas comparativas’, no fue excluida
de esa fiebre privatizadora. De acuerdo con las informaciones entregadas por
los ‘delegados de Gobierno’ —pintoresco nombre que adoptaron los interventores
designados por la Junta Militar—, IANSA estaba quebrada y el resultado de su
actividad arrojaba fuertes pérdidas para el Estado por lo que la autoridad
pensó en poner fin a su funcionamiento. La privatización se inició en forma
paulatina: en 1980 la planta de Rapaco fue entregada a Indus Lever; ese mismo
año se vendieron las plantas de Linares y Los Angeles a la Compañía de
Refinería de Azúcar de Viña del Mar CRAV. Fue extraña esta última venta, sin
lugar a dudas, pues dicha compañía ya no funcionaba bien: los problemas
económicos por los que atravesaba la habían obligado a cerrar su planta en
Penco, en 1976. Por lo mismo, es posible
suponer que, para sus ejecutivos, la compra de las plantas de IANSA era
conveniente pues la ayudaría a evitar la quiebra de la compañía que, de todas
maneras, se iba a producir cinco años más tarde (1981). El Banco del Estado,
que había sido partícipe de tales
operaciones, al momento de declararse la quiebra de CRAV, tomó posesión de las
plantas de IANSA y las mantuvo en su poder hasta que sus activos volvieron a
revalorizarse. Pinochet, entretanto, entusiasmado con las privatizaciones,
quiso poner término definitivo al interrumpido proceso de venta de IANSA y
exigió a sus ministros la elaboración de un plan para esos efectos, plan que
culminó en 1988. Como sucedió con otras empresas que se privatizaron en esos
años, no puede descartarse el hecho que la privatización de IANSA haya sido
provocada, es decir, que sus presuntas pérdidas hayan sido previamente preparadas,
a pesar de todas las explicaciones dadas en cuanto a destacar que los precios
internacionales del azúcar habían caído violentamente en esos meses y era
preferible deshacerse de tales empresas.
LA EMPRESA ‘IANSA’ BAJO LOS
GOBIERNOS POST DICTATORIALES
Con la democratización del país (1990 en adelante), IANSA no solamente
permaneció en manos privadas sino comenzó su período de diversificación de productos.
El año1990 marcó su ingreso al negocio de los concentrados de frutas y a la
comercialización de insumos agrícolas (fertilizantes, semillas, agroquímicos)
para el cultivo de la remolacha. Al año siguiente, acometió la tarea de
fabricar productos derivados del tomate; años más tarde, esa nueva actividad
fue transferida a la empresa ‘Aconcagua Foods’; no existen antecedentes del por
qué de esa cesión. Hoy, los negocios de IANSA se extienden al valle de Ica, en
Perú.
Tampoco existen antecedentes
públicos acerca de por qué, en 1992, la propiedad de la empresa pasó a poder de
‘Anagra’ S.A. que, a su vez, organizó otra empresa dedicada a la
comercialización de productos agrícolas bajo el nombre de IANSAGRO. Es posible
que hayan sido operaciones especulativas tan propias del sector privado, lo
cierto es que Anagra SA se presentó, de ahí en adelante, como la mayor
distribuidora de fertilizantes con un 23,5% de participación accionaria. A esas alturas, la producción de azúcar no
era ya la actividad prioritaria del consorcio IANSA.
En 1994, la Compañía ingresó al mercado de Alimento para Mascotas, tras
la firma de un acuerdo de licencia exclusivo con la compañía europea Spillers
Foods International, pero esa actividad terminó cinco años más tarde para
volver a ser retomada tiempo después.
En 1996, la empresa dio un
paso decisivo hacia su transformación en consorcio (‘holding’) estructurándose
con las siguientes empresas filiales:
·
IANSAGRO
·
IANSA
·
Patagonia Chile S.A.
·
Agromás
·
Cannes Alimentos
para animales
Tal cual se señaló
anteriormente, la producción de alimentos para las mascotas llegó a su fin en
1999.
Un año más
tarde, en 2000, las filiales del consorcio ‘Patagonia Chile’ S.A., ‘Empresas IANSA’ y la empresa ‘Cargill’ fusionaron sus negocios
de jugos concentrados de fruta en Chile, para dar vida y nacimiento a otra
empresa que, bajo el nombre de la primera de aquellas (‘Patagonia Chile’ S.A.) comenzó a realizar
el negocio social. Las proporciones de participación en la propiedad de la empresa fueron del 60% y 40%,
respectivamente. No hubo mayores innovaciones en los años posteriores, a decir
de los informes que la empresa misma publicara.
IANSA fue dirigida entre 2001 y
2006 por el ex Secretario General del MAPU Oscar Guillermo Garretón, ya
convertido en un próspero empresario. Tal gestión, al parecer de un analista,
no fue exitosa pues desde el último año indicado en adelante no pudo continuar
en el cargo[2].
En 2007, los dueños del consorcio decidieron el reingreso al mercado de
alimentos para mascotas. A mediados de ese año, en junio, ‘Empresas IANSA’
adquirió ‘Industrial Punto Futuro’, compañía dedicada a la elaboración de
alimento para mascotas, tanto con marcas propias (destacándose las marcas
Cannes, Minninos, Bobicann y Dino’s) como con aquellas marcas de los
principales supermercados y distribuidores del país.
En 2008 una nueva fusión entre
‘Patagonia Chile’ y ‘Jucosa’ dió como
resultado la aparición de una nueva empresa que bajo el nombre de ‘Patagonia Fresh’ S.A. se convirtió en la mayor
exportadora de jugos concentrados no cítricos del hemisferio sur.
Simultáneamente, ese año lanzó el consorcio al mercado
el producto “Iansa Cero K”, un edulcorante sin calorías, fabricado en base a
sucralosa. Pero no todo terminó allí pues, de inmediato, se constituyó,
también, la empresa ‘Agrícola Terrandes’ S.A. que sería la empresa a cuyo
cuidado había de quedar la introducción en el mercado del producto ‘IANSA Cero
K’.
El lanzamiento de “Iansa Azúcar Light” se realizó en 2009. Fue la
primera azúcar suave (light) del mercado, compuesta por azúcar y sucralosa.
Este producto permitió endulzar con el mismo sabor del azúcar y con la mitad de
las calorías.
En abril de
2010, se materializó exitosamente la adquisición de la empresa ‘ED&F Man Chile’ Limitada. De acuerdo a
la información proporcionada por el consorcio, la compra
“[…] se tradujo en importantes
sinergias para Empresas Iansa, por cuanto incorporó a su operación el know how
del negocio industrial y mayores conocimientos de los mercados internacionales,
además de agregar una importante base de clientes industriales y servicios
asociados”[3].
Ese mismo año, el consorcio lanzó
al mercado un nuevo producto al que puso por nombre “Iansa Cero K Stevia”, un endulzante natural
y libre de calorías.
Dos años más tarde (2012), puso IANSA en marcha la nueva refinería de
azúcar cruda en la planta de Chillán, complementaria a la fábrica tradicional
de azúcar blanca granulada a partir de remolacha que operaba (y opera) en
período de otoño-invierno. Estas nuevas instalaciones permitieron diversificar
la matriz de abastecimiento de ‘Empresas IANSA’ y hacer más eficientes sus
actividades, al operar en período de primavera-verano, cuando la fábrica de
azúcar de remolacha se encuentra detenida, permitiendo duplicar la capacidad de
producción de azúcar blanca granulada en Chillán, de 150.000 a 300.000
toneladas.
También en 2012, el consorcio hizo una nueva adquisición al materializar
la compra de la totalidad de
las acciones de propiedad de ‘Jugos Concentrados’ S.A. en ‘Patagoniafresh’ S.A.
(100%), y la compra de las acciones de propiedad de ‘Cargill’ en ‘Patagonia
Investment’.
La actividad del consorcio IANSA no se detuvo allí. Por el contrario, en
2013 registró niveles récord de rendimiento agrícola a nivel mundial, los que
promediaron en 104 toneladas de remolacha por hectárea, posicionando a la
empresa, por tercera vez, como líder mundial en rendimiento.
Tales logros permitieron que, en 2014, apenas un año después, inaugurara
la empresa no sólo su Planta Cero K, sino ampliara la Planta Mascotas, en tanto
ICATOM mostraba un rendimiento histórico en la actividad del cultivo y
procesamiento de tomates por hectárea. El consorcio parecía fortalecerse con el
paso de los años.
En 2015, no obstante, sucedieron algunos hechos curiosos: por una
parte, ‘Man Chile Holdings’ SpA.
adquirió el 49,21% de las acciones de Empresas IANSA S.A. Simultáneamente, la
cartera de clientes del consorcio se amplío en virtud de un convenio suscrito
con la fábrica Nestlé Panamá. A la vez, el consorcio experimentó un nuevo
crecimiento al adquirir la Planta de Fertilizantes ‘Iansafert’ en Concepción y
volvió a lanzar al mercado la línea de sus endulzantes Cero K. En septiembre
del mismo año, sin embargo, la firma inglesa ED&F Man compró, sorpresiva e inexplicablemente, el 100% de Iansa.
Algo sucedió en ese intertanto
pues, al año siguiente (2016), junto con lograr el mayor rendimiento a nivel
mundial en remolacha azucarera y en la historia misma de IANSA, se vio que la
empresa estaba en crisis, pues generó, según estimaciones,
"[…] apenas 51 millones
[…]"
de dólares estadounidenses,
"[…] frente a una
utilidad de más de US$4.000 millones del año anterior"[4].
De nada sirvió que introdujera nuevos productos tanto en productos como
Cero K y Cannes, que abriera una nueva planta de fertilizantes en Puerto Montt,
que trazara un nuevo plan
estratégico de negocios, que los productos Cero K y Cannes aumentan su market share y que CETIUC entrega a IANSA dos importantes premios en
innovación y eficiencia. Para los dueños del consorcio, la crisis comenzaba y
debía recaer, como ha sido proverbial en la historia de la humanidad, sobre las
espaldas de sus trabajadores.
De ahí que la empresa inglesa
‘ED & F Man’ anunciara, en 2017, un plan quinquenal para reordenar y
reestructurar sus negocios. Lo que no impidió que ese año IANSA pasara de
utilidades a pérdidas.[5]
UNA DEDUCCIÓN NECESARIA
A
pesar de la crisis detectada en 2015 y sus secuelas en 2016, no puede deducirse
que, dos años más tarde, en 2018, estuviese la compañía necesitada de adoptar
una decisión que pondría en la calle a una cifra más o menos cercana a los
cuatro mil trabajadores. Por el contrario, como ella misma lo expresa hoy en su
página webb, se puede afirmar que
“[…] con más de seis
décadas de existencia, cuenta también con una consolidada posición en los
mercados de alimentos para Nutrición Animal y Alimento para Mascotas, siendo el
principal productor de alimento para ganado bovino y equinos del país”.
“Así mismo, Iansa ha logrado una destacada
presencia en la comercialización de insumos agrícolas y otorgamiento de crédito
a agricultores remolacheros, además de participar en los negocios de venta de
pasta de tomates y jugos concentrados a través de sus filiales Icatom y
Patagoniafresh”.
Así, pues, ‘Empresas IANSA’ S.A., de acuerdo a sus propios informes
—contenidos en la respectiva página webb—, se muestra aún en los momentos que
se escriben estas líneas como una compañía en pleno proceso de expansión, con
buenos negocios y gran futuro. De acuerdo con esos antecedentes, resulta difícil calificar a dicho consorcio
como una organización en crisis y que debería cerrar algunas de sus plantas
para evitar pérdidas mayores, como lo
expresan sus ejecutivos. Lo que no impide que pueda tener dificultades
para cumplir con las exigencias de sus accionistas en una u otra área de
actividad.
LOS
PROBLEMAS DE IANSA
IANSA ya había manifestado
atravesar por algunos problemas económicos y esperaba que la nueva
administración política contribuiría eficazmente a colaborar en la resolución
de aquellos. Bueno es señalar que, cuando una empresa señala estar atravesando
por problemas, éstos no siempre constituyen inconvenientes insuperables sino
acusan, generalmente, incapacidad de cumplir con las metas de utilidades
propuestas por causa de una menor rentabilidad. Queremos decir con ello que, a
menudo, las crisis de las empresas se ocasionan al no cumplirse con las
expectativas de ganancias que han tenido sus dueños. Lo cual no quiere decir
que ese problema sea superfluo: los directorios deciden el cierre de empresas
que presentan problema de rentabilidad por temor a ser removidos por los
verdaderos dueños de aquellas que, siempre, buscan sacar mayor provecho de la
actividad productiva. Sin embargo, esta razón jamás se hace pública, a pesar
que algunos medios de comunicación dan a entender su ocurrencia:
“[…], la
crisis de Iansa obedece más a un periodo económico difícil que a las medidas
para mejorar nuestra alimentación, que en todo caso, sigue la tónica de otras
empresas en Chile que anunciaron su cierre recientemente, como Maersk Containes
Industry, la constructora CIAL, y Pastas Suazo”[6].
Es sabido que
el actual gobierno de Sebastián Piñera representa los intereses del sector
hegemónico dentro del Bloque en el Poder. Y ese sector no es otro que la
fracción bancaria de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de
trabajo en estricta alianza con la fracción comercial de ese estamento. Por
eso, su labor principal es satisfacer dichos intereses hegemónicos, algo que ya
se puede advertir en el nivel empresarial.
“Desde los bancos de inversión explican que, en general, se proyecta un
año 2019 con bastante actividad, pues las compañías han querido esperar un poco
que el escenario se estabilice, para el próximo año comenzar con una actividad
más contundente”[7].
De lo cual puede inferirse que los intereses de la fracción industrial, es decir, los de la Sociedad
de Fomento Fabril SOFOFA y la Confederación de la Producción y del Comercio CPC
solamente han de satisfacerse en segundo término, provocándose fuertes roces
con el Gobierno al extremo que Pablo Echeverría, timonel de una de aquellas
entidades, se atrevió a decir, en la reunión de Moneda Asset, del presente mes:
"Chile requiere generar las condiciones para aumentar la tasa de
inversión y ahorro. Pero tenemos que hacerlo no mirando las deudas que
arrastramos del siglo pasado, sino las demandas que nos plantea el siglo XXI.
Está en manos del Gobierno dar señales en este sentido. No
olvidemos que el tiempo deprecia no solo el capital físico, sino también el
capital político. Urge que aceleremos el paso de las
reformas económicas"[8]
Estas
organizaciones han debido, por ende,
prepararse para enfrentar días difíciles. Pero aquello no significa que dejarán
de esperar que el nuevo Gobierno modifique las leyes impositivas dictadas por
la administración anterior a fin de hacer de Chile un país ‘más competitivo’. De
ninguna manera, porque las esperanzas nunca se pierden; especialmente, cuando
se trata de medidas que debería adoptar un aliado estratégico. Sin embargo, eso
no ha sucedido ni va a suceder. Como lo expresara un analista, en esos días,
“El Ejecutivo hasta ahora no ha mostrado una
postura más flexible en el tema y tampoco se ha abierto a negociar la baja de
impuestos a la que Piñera le cerró la puerta en su cuenta pública del 1 de
junio ante el Congreso Pleno. Por el contrario, han anunciado nuevos tributos
que, de paso, inquietan a los trabajadores que se han mantenido en el mercado
gracias a los cargos informales en plataformas como Uber y Cabify, justamente
parte de las compañías que serán gravadas”[9].
Podemos
nosotros, con todo, señalar que ya en
mayo existía conocimiento del deseo del nuevo gobierno no sólo de no innovar en
materia impositiva sino de establecer nuevos tributos a las empresas y Apps de
tecnología, medida que se había apresurado a informar el ministro de Hacienda
Felipe Larraín[10].
Por eso, sostenemos nosotros que IANSA
todavía esperaba un tratamiento especial en el mes de junio. Ese tratamiento
contemplaba, además, cumplimiento exhaustivo de los compromisos contraídos con
los empresarios agrícolas, es decir, compromisos relacionados con la producción
de remolachas. Por eso, en uno de sus comunicados había expresado la empresa,
en cuanto a la posibilidad de adoptar medidas más extremas:
"La
planta azucarera de Linares continuará su operación durante el año 2019 si se
contratan y siembran al menos 5 mil hectáreas de agricultores de la zona.
Cuando concluya el proceso de siembra para la temporada 2019 y, si no se
consigue la superficie antes mencionada, la compañía operará solo las plantas
de Los Ángeles y San Carlos. De ser así, los agricultores remolacheros de
Linares deberán entregar su remolacha en la planta de San Carlos, a su
costo"[11].
En el mismo comunicado, la empresa agregaba,
“[…] como
es de público conocimiento, desde hace varios años, la industria azucarera
nacional está enfrentando una serie de factores que la afectan profundamente, y
que ha derivado en una importante reducción en la superficie de remolacha
sembrada. Estimamos que para la cosecha 2019, esta disminuirá a alrededor de 14
mil hectáreas, sin duda, un nivel que nos impediría seguir operando 3 plantas.
Los factores más relevantes que han gatillado esta situación, son la entrada en
vigencia de la Ley de Etiquetado en el país, con la consiguiente disminución en
el consumo; la caída en los precios internacionales del azúcar; los mayores
costos derivados de la aplicación de los impuestos verdes a algunas de nuestras
plantas y la fuerte caída que ha tenido el tipo de cambio"[12].
LA DICTACIÓN
DEL DECRETO 181
Sin embargo, mientras la empresa esperaba un
pronunciamiento del Gobierno en torno a sus planteamientos, ya el 18 de junio
estaba listo el Decreto 181 exento, promulgado el 23 de ese mismo mes, con las
firmas del presidente Piñera y de su ministro de Hacienda Felipe Larraín. El
referido decreto debía terminar con las protecciones arancelarias establecidas
a la producción del azúcar y sus derivados. O, como lo expresa el mismo texto
legal, fue dictado para establecer rebajas de derechos
aduaneros a la importación de azúcar cruda, azúcar refinada grados 1 y 2, y
azúcar refinada grados 3 y 4, y subestándares.
Una rápida mirada al referido cuerpo legal
nos permite saber que la política del Gobierno en materia de productos
agrícolas básicos tiene por objeto establecer un margen razonable de
fluctuación de los precios internos en relación a los precios internacionales
de tales productos. Para ello, señala el decreto que es indispensable aplicar
rebajas a las sumas que corresponda pagar por derechos ad valórem del Arancel
General a la importación de azúcar cruda, azúcar refinada grados 1 y 2, y
azúcar refinada grados 3 y 4 y subestándares, desde el 1 de julio de 2018 al 31
de julio de 2018 —de conformidad a lo comunicado por la Oficina de Estudios y
Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, mediante correo electrónico
de 18 de junio de 2018—. Para ello, el referido texto legal pasa a establecer
una serie de rebajas
“[…] a las sumas que corresponda pagar por derechos
ad valórem del Arancel Aduanero a la importación de azúcar refinada de los
grados 1 y 2, y azúcar refinada de los grados 3 y 4, y subestándares, por
cuanto el precio de referencia se ubica por sobre el techo de la banda
vigente”.
De acuerdo con las disposiciones del cuerpo legal
—que consta únicamente de tres artículos—, las barreras arancelarias destinadas
a proteger la producción de azúcar chilena fueron levantadas en beneficio de la
importación de productos externos de menor valor.
El Estado
autorizó de esa manera la importación de productos más baratos que el nacional.
Por lo que podemos asegurar que el cierre de la planta de IANSA de Linares
estaba decidido con antelación.
No parece probable que los problemas
derivados del eventual cierre de la planta de IANSA en Linares hayan sido
conversados de buen modo entre el Gobierno y los ejecutivos de esa empresa. Por
el contrario. Si, como se sabe con
certeza, las autoridades del país fueron advertidas oportunamente de lo que
podría suceder, ello implica que las conversaciones no fueron en un tono
adecuado. Por eso las desoladas palabras del alcalde de Linares,
“En el Gobierno no fueron capaces de anticiparse a
un conflicto político y social que se los anuncié hace dos meses”[13].
Si el
Gobierno fue advertido oportunamente de las consecuencias del cierre de la
planta y nada hizo por impedirlo, no sería extraño que todos esos sucesos hayan
sido la culminación de una lucha de intereses en el sector, resolviéndose el
conflicto no en favor del sector industrial del país sino del comercial (aliado
estratégico del bancario) y en desmedro, por supuesto, de los trabajadores y
sus familias. Queremos decir con estas palabras que, a nuestro juicio, el
Gobierno tenía ya decidido reemplazar el consumo interno de azúcar entregando
esa misión a las empresas importadoras, que forman parte del sector hegemónico
del Bloque en el Poder. Total, como acostumbran a decir los africanos, ‘cuando
pelean los elefantes, el pasto sufre las consecuencias ’.
LA
DECISION DE JULIO RECIÉN PASADO
Así las cosas, no debía
sorprender que el día 13 de julio recién pasado informara IANSA sobre su
decisión de cerrar la planta de Linares, advirtiendo que
A diferencia de los
cierres de la industria Maersk (San Antonio), de CIAL y de Suazo, el cierre de
IANSA de Linares no fue sorpresivo. Por el contrario. Puede, incluso, suponerse
que obedeció a una determinación adoptada por el Gobierno con varios meses de
antelación a los hechos pues, como el propio alcalde RN lo señala, hubo
advertencias previas. Y, por supuesto, el ministro de Agricultura Antonio
Walker no estuvo ajeno a los hechos. De él dependía, por lo demás, cumplir con
las metas de producción de remolacha requeridas por la industria.
Repetimos: no puede, en consecuencia,
afirmarse que el anuncio ‘pílló’ de sorpresa al Gobierno. Muy por el contrario,
puede suponerse no solamente que aquel sabía lo que se avecinaba sino lo
conocía a cabalidad y, a sabiendas de lo
que podía suceder, decidió afrontar los riesgos.
Agreguemos otros antecedentes: la empresa es
parte importante de esa comuna; hasta ese momento otorgaba empleo directo e
indirecto a unas 4.000 personas por lo que el cierre decretado por ella
implicaba la “cesantía total” en esa ciudad, según palabras de su alcalde,
Mario Meza, militante de Renovación Nacional, el mismo partido al cual también
pertenece el presidente Sebastián Piñera. Así lo señaló en
declaraciones a Radio Cooperativa:
“Más
de cuatro mil personas de manera directa e indirecta (están) sin
empleabilidad. Linares, la Provincia, y el Maule Sur dependemos única
y exclusivamente de la agricultura, y particularmente de la remolacha"[15].
RAZONES QUE SE HAN DADO PARA
EXPLICAR EL CIERRE DE LA PLANTA
La empresa IANSA ha dado
solamente cuatro razones para explicar el cierre de la planta de Linares; pero
otros analistas van más allá y ensayan otras posibles causas. Aparentemente,
todas hacen suponer que la medida adoptada por la empresa era una solución
adecuada.
1. La entrada en vigencia de la Ley de Etiquetados con lo cual se
limita el consumo del azúcar. La explicación dada por la empresa se refería al
cambio de hábitos de los chilenos que ahora se preocupan más de su salud y de
los efectos nocivos que ocasionan en su cuerpo ciertas sustancias que consumen,
entre ellas, el azúcar. A fin de comprobar este aserto, el 13 de julio recién
pasado, la radio Universidad de Chile procedió a entrevistar a uno de los
académicos de la Escuela de Salud Pública de esa casa de estudios, el sr.
Cristóbal Cuadrado quien, contrariamente a lo que afirmaba IANSA, indicó que
“[…] aún no
hay información sólida como para estar seguros de que los chilenos estemos
consumiendo, efectivamente, menos azúcar”[16].
2. Los
precios internacionales del azúcar habían caído drásticamente por razones
similares a las que se advertían en los hábitos de los chilenos y se esperaba
que esa caída no se recuperara en lo inmediato;
3. La producción de azúcar de remolacha es más cara que la producción
de azúcar de caña por lo que resulta más difícil competir en los mercados
internacionales. Según un analista,
“[…] mundialmente, el azúcar de caña
es más barata que la remolacha azucarera. Este es el factor fundamental que
juega en contra de la competitividad de la industria nacional, y que no tiene
que ver con la existencia de distorsiones en los mercados mundiales del azúcar,
que también pueden existir e influir en el margen”[17].
4. Los costos por la aplicación de impuestos verdes, que inciden en el
mayor precio final del producto; y,
5. La fuerte tendencia a la baja que experimentaba el precio del tipo de
cambio, hecho que impedía tener ganancias que justificasen la mantención de
la planta.
Otros analistas, que vinculan el cierre de la
planta IANSA de Linares a lo sucedido con las empresas ‘Maersk’, ‘CIAL’ e
Industrias ‘Suazo’ señalan causas de
otra índole para explicar el fenómeno y así indican:
“La
duración de las empresas se ha reducido producto de los cambios en el entorno.
Crisis económicas, mercados regresionales, fusiones e innovaciones tecnológicas
han provocado mutaciones en los modelos de gestión”[18].
Sobre el particular se puede decir mucho. En materia de causas hasta se
le puede echar la culpa a la ‘guerra comercial’ que ha iniciado Donald Trump,
como lo señala otro analista:
“Como era de
esperarse, la “guerra comercial” impulsada por la administración Trump en
Estados Unidos está generando secuelas. En particular, sus contrapartes
comerciales han reaccionado a estas políticas. Está por verse si las señales de
reconciliación con algunas naciones que han ocurrido después del escalamiento
arancelario serán efectivas y duraderas”[19].
Sin embargo, no nos parecen las razones esgrimidas lo suficientemente
sólidas como para aceptarlas. Por el contrario, la generalidad de aquellas
adolece de graves deficiencias, a saber:
1. La caída en el precio
del azúcar no era una cuestión nueva al momento de tomarse la decisión de
cerrar la planta; la caída en el precio de ese elemento era algo que venía
sucediéndose desde hacía ya largo tiempo y que había obligado a las empresas a
tomar las medidas del caso; por otra parte, en el caso de IANSA-Linares, su
producción bien pudo encauzarse al consumo interno y no a la exportación pues
el consorcio había diversificado convenientemente sus actividades, de acuerdo a
sus propios informes. Sin embargo, al parecer, nada de eso se hizo.
2. Que la producción de
azúcar de remolacha sea más cara que la de azúcar de caña no es algo que puede
sorprender. Esa es una constante que existía desde el siglo pasado y jamás se
empleó como justificativo para el cierre de una planta; menos, para dejar en la
calle a cuatro mil trabajadores poniendo en grave riesgo la situación de toda
una ciudad.
3. La campaña que existe
a nivel internacional en contra del uso excesivo del azúcar tampoco es algo
nuevo. Las denuncias a los carteles del azúcar es algo que se venía discutiendo
a lo menos hace 30 años en el plano internacional y no se refería en modo
alguno a la fabricación del azúcar chilena sino a los negociados que existen a
nivel internacional entre los gobiernos y los grandes consorcios azucareros que
han logrado, de numerosos gobiernos, la aprobación de convenios que exigen
colocar azúcar a todo tipo de productos, aunque no sea necesario hacerlo.
4. La aplicación de
impuestos verdes es un asunto que perfectamente pudo discutirse con el gobierno
de turno, en este caso, el gobierno de Sebastián Piñera. De hecho, fue una de
las primeras medidas que se tuvo presente poco después del anuncio del cierre
de la planta:
“Una
de las propuestas que evalúan es evitar el pago del impuesto verde, que le
significa desembolsar 1.300.000 dólares anuales (alrededor de $860 millones).
El Gobierno, que mira atento la situación, también ve con buenos ojos esa
medida, para trabajar por mientras en un plan de cierre con plazo de dos
años para mitigar el impacto laboral y económico que significaría el término de
la planta”[20].
5. Las variaciones del
tipo de cambio son frecuentes, existen fluctuaciones propias del comercio
cambiario que se caracterizan por ser esencialmente transitorias y existen
siempre. Tampoco es una razón nueva que se pueda esgrimir para justificar el
cierre de una fuente de trabajo.
6. Echarle la culpa a la presunta ‘guerra’ arancelaria entre USA y China
tampoco nos parece un adecuado diagnóstico porque jamás los efectos se dan con
antelación a las causas sino se dan con posterioridad a la ocurrencia de éstas.
LAS
REACCIONES DEL GOBIERNO
Tal cual se ha señalado
en los acápites anteriores, la empresa IANSA no arrojaba utilidades que
justificaran la mantención de la planta de Linares y esperaba que la solución
de esos problemas llegaría de la mano del gobierno de Sebastián Piñera. Pero
eso no había ocurrido. Ni iba a ocurrir. Puede suponerse que las gestiones
realizadas a tal efecto por el gerente general de la misma, José Luis
Irarrázaval, no habían arrojado los resultados esperados, que es una manera de
explicarse la renuncia que éste hiciera a su cargo el 28 de junio pasado y que
debía hacer efectiva a contar del 31 del presente. Las expresiones empleadas a
propósito de la misma —considerada como ‘el cierre de un ciclo’— hacen suponer
aquello, a pesar de indicarse en el respectivo comunicado que la causa era una
recuperación lejana aún.
Mención aparte merecen las gestiones
realizadas por el diputado DC Manuel Matta en los días en que se anunció el
cierre de la planta, quien, sobre lo mismo, había señalado que aquella era una
“[…] muy mala y pésima noticia para Linares y la
región del Maule”.
“Durante meses realizamos diversas
gestiones y tuvimos varias reuniones tanto con ministros como con los
sindicatos de la empresa y los ejecutivos para evitar este cierre; hoy estamos
viviendo una triste realidad que representa un duro golpe"[21].
En esos días, el
Gobierno se mostró no sólo impotente para conjurar los despidos y el cierre de
la planta sino, además, tremendamente torpe e incoherente, lo cual pareciera
confirmar el hecho que poco o nada le importaba el cierre de la planta. Las
palabras del ministro del Trabajo refiriéndose al despido de 4 mil trabajadores,
parecen ir en esa dirección cuando aseveró que
No fueron aquellos los
únicos exabruptos (o ‘deslices’) que se formularon en esos días: el propio
presidente culminaría todos aquellos con una intervención a la que nos
referiremos más adelante.
A las numerosas protestas de los
trabajadores se unieron las de los agricultores —que llegaron a efectuar
descargas de remolachas frente a la Gobernación, reclamando por una ayuda del
Gobierno—. De acuerdo a lo consignado en el periódico local ‘El Heraldo’, una
larga caravana de camiones, tractores y camionetas recorrió la ciudad dando
vueltas en torno a la Plaza de Armas. Entrevistado, al respecto, por la prensa,
Ricardo Escalona, presidente de los remolacheros y agricultores de Linares,
declaró:
"Quisiéramos no tener que estar aquí
pero la situación compleja que estamos viviendo nos hace llegar a esta
instancia. Pido disculpas a la comunidad si les causamos un mal rato, pero les
pido nos entiendan, la situación en la que estamos nos complica a todos, sobre
todo, con el alto índice de cesantía que tiene Linares. Nosotros esperamos que
quienes tienen que tomar decisiones, las tomen acertadamente y podamos revertir
esta situación"[23].
El gobierno, pocos días
después, por intermedio de su ministro de Agricultura, Antonio Walker, pidió a
IANSA el aplazamiento por dos años de esta decisión a lo que ésta indicó que
solamente daría respuesta a dicha petición luego que se reuniese su directorio,
como lo señaló el propio secretario de Estado:
“Tenemos
esta semana una reunión con el presidente de Iansa, hemos hablado en
innumerables veces para tratar de darle dos años más a la planta, y vamos a ver
cómo nos va. No pierdo la esperanza, ya que hay una ventanita abierta todavía,
de que al conseguir las 5.000 hectáreas de siembra que nos pide Iansa para
el Maule Sur, podamos definitivamente, ojalá no cerrar la planta […]”[24]
El día 22 de julio aún
esperaba el ministro la resolución del directorio, cuya fecha de encuentro
estaba fijada para el día jueves 26 de ese mes; fue por ello que, sorprendiendo
a los ortodoxos del mercado con sus expresiones, señaló lo siguiente:
“Nosotros estamos muy esperanzados en que la
reunión que vamos a tener mañana con el presidente de Iansa, los directores y
el gerente general. Esperamos que Iansa venga con una buena noticia dado que el
gobierno está haciendo su parte (revisar los impuestos a azúcares). Le pedimos
a la empresa que haga su parte para no cerrar la planta de Linares para esta
temporada”[25].
Sin embargo, nada de ello sucedió: el directorio
acordó simplemente el cierre de la planta y las gestiones que el Gobierno había
hecho hasta ese momento resultaron del todo infructuosas. No hubo, del mismo
modo, respuesta de los empresarios remolacheros ni, mucho menos, tuvieron
efecto las advertencias tanto de los trabajadores como de los agricultores en
cuanto a seguir con las movilizaciones ‘hasta las últimas consecuencias’.
El 26 de
julio, cuando ya era irrevocable la decisión del directorio de IANSA, Piñera
—que tiene una capacidad inagotable para elaborar disparates de la más diversa
clase—, justificando el cierre de la planta, expresó a la comunidad nacional:
“Para que nazca un árbol nuevo, muchas veces tiene que morir un árbol
viejo, esa es la naturaleza humana”[26].
Expresiones torpes, escasamente meditadas, que hicieron
recordar una poco afortunada transposición de las tesis de Schumpeter acerca de
la destrucción creativa de empresas.
“No es de
extrañar que se utilicen las teorías o postulados de renombrados autores para
construir una argumentación o una justificación sobre decisiones o hechos
económicos reales. Otros ejemplos menos afortunados son los de culpar a las
improductivas vacas de la escasez láctea. Esto ha marcado la costumbre de
algunos políticos de apoyar o rebatir un hecho o una expectativa con citas de
dudosa aplicabilidad”[27].
Porque la frase del presidente intentaría, en el
fondo,
“[…] utilizar aquella
schumpeteriana idea que postulaba que aquellas empresas ineficientes serían
reemplazadas por nuevas (similar al ciclo biológico), con renovados bríos y
alguna ventaja que las haría triunfar. En nuestra cita presidencial, los
“árboles nuevos” reemplazaran a aquellos improductivos y senescentes,
permitiendo así el funcionamiento de un sistema, donde no caben salvaguardias
para mantener “árboles viejos” ineficientes”[28].
No fue su única improvisación aquella pues, luego
de asegurar que, de todas maneras, su gobierno protegería a los trabajadores reveló,
abiertamente, cuáles eran sus reales intenciones:
“[…] nosotros vamos a apoyar a nuestros agricultores, estamos viendo que
medidas vamos a tomar pero no vamos a dejarlos solos, los vamos a ayudar a levantarse, los vamos a ayudar a reconvertirse,
esto toma un tiempo, todos sabemos que la agricultura es a largo plazo, pero
siempre nos vamos a jugar por nuestros agricultores”[29].
Así, el 8 del presente, se iniciaron las
exoneraciones con 51 desvinculaciones y 256 despidos.
POR QUE LA
DICTACIÓN DEL DECRETO
Para entender la dictación de semejante decreto debemos
recordar algunas cosas ya indicadas anteriormente porque es conveniente
tenerlas presente.
En primer lugar,
en 1978, la Junta Militar determinó imponer una nueva forma de acumular cuya
función era desmontar el sector industrial que existía para sustituirlo por la
importación de artículos similares que se fabricaban en otros países y cuyo
costo era inferior al producido dentro del país; eso implicaba abolir las
barreras arancelarias que protegían la industria nacional. En segundo lugar,
debía privilegiarse el desarrollo de las actividades económicas solamente en
los sectores que ofrecían mayores ventajas comparativas, sectores que fueron
definidos como la agricultura, la pesca, la silvicultura, la industria forestal
y la minera. La producción azucarera era parte del sector agrícola pues se
trataba de un derivado del cultivo de la remolacha. Su explotación no corría
peligro, de acuerdo a las directrices que había fijado la dictadura; tampoco
debía correrlo en los gobiernos post dictatoriales. Sin embargo, una aplicación
rigurosamente dogmática del modelo puede llevar hacia resultados imprevistos:
los presupuestos se alteran y lo que se había indicado como posible ya no
parece serlo. Especialmente, cuando se quiere abaratar un producto importando
uno similar desde el exterior que es más barato. Pero ello no ocurre
normalmente; excepcionalmente, sí puede ocurrir cuando las pugnas por defender
sus propios intereses ponen en contradicción a las distintas fracciones de la
clase dominante en el Bloque en el Poder. Es lo que parece estar ocurriendo en
Chile en la actualidad.
La coalición
gobernante (‘Chile Vamos’) es una estructura política integrada por varios
partidos destacándose, entre ellos, la Unión Demócrata Independiente UDI y
Renovación Nacional RN. La primera de esas agrupaciones políticas representa la
herencia dictatorial y la defensa irrestricta del legado pinochetista,
fundamentalmente, el modelo económico, la familia militar y la Constitución.
Por lo mismo, representa la aplicación ortodoxa de un modelo más que de un interés
empresarial específico, lo que no quiere decir que, en su interior, no
reproduzca intereses empresariales específicos. La segunda representa, más
bien, los intereses empresariales mismos, pero más exactamente la protección
del sector industrial, lo cual no implica que su labor política sea ignorar los
intereses comerciales y bancarios. No. También esas actividades conforman
empresas y empresarios cuyos intereses es necesario defender.
Sebastián Piñera
no es de la UDI ni de RN aunque perteneció a esta última organización. Es él.
Un sujeto que representa el triunfo de los sectores bancarios por sobre el
sector industrial. Siempre lo ha sido. Nosotros lo hemos definido como el
perfecto agiotista o especulador. Su fortuna nace, precisamente, de la actividad
financiera. En su conjunto empresarial solamente existen dos empresas que se
dedican a la producción; las demás son todas financieras, especulativas o
comerciales. Es, por lo mismo, el hombre ideal para representar los intereses
políticos de la UDI. Y el mejor para cautelar el legado pinochetista. Así actuó
durante su gestión anterior; no tendría por qué no actuar de manera similar en
la segunda. No por algo señalaba, en septiembre del año pasado, el consejero
del Museo de la Memoria Daniel Platovsky:
“[…] políticamente el gobierno de Piñera terminó siendo
nada. No quedó nada. La Nueva Mayoría arrasó. Y los dos últimos años de
gobierno de Piñera fueron UDI, era cosa de ver La Moneda”[30].
No debe sorprender, por lo mismo, que el sector
hegemónico que dirige el Bloque en el Poder dentro del Estado chileno, luego
del triunfo electoral del abanderado de la coalición ‘Chile Vamos’, sea la
fracción bancaria de la clase de los compradores de fuerza o capacidad de
trabajo, en alianza con el sector comercial. Es el sector que se ha impuesto,
incluso, dentro de los gobiernos concertacionistas. Las diferencias son,
solamente, de matices. Piñera, en este segundo mandato suyo, gobierna con la
Unión Demócrata Independiente UDI en desmedro de los otros partidos integrantes
del pacto. Como lo hemos señalado, la UDI busca aplicar en forma rigurosa la
forma de acumular heredada de la dictadura; en palabras más directas,
privilegiar el predominio de la banca (en alianza con la fracción comercial)
por sobre el sector industrial de la clase de los compradores de fuerza o
capacidad de trabajo.
Por eso dictó el
decreto en referencia: se trata de profundizar el modelo económico alentando la
labor de las empresas importadoras. Desconocemos si lo hizo luego de conversar
con la directiva de IANSA, pero de lo que no cabe la menor duda es que todo
ello se hizo a espaldas de la ciudadanía. Y sostenemos, también, que esa es la
dirección que lleva la decisión de la Comisión de Acuerdo Nacional por una
Salud Digna y Oportuna de destinar una parte de la cotización de salud se
destine a un fondo común, pues
“[…] los
detalles quedarían a cargo de una comisión mixta de Salud, con apoyo de
expertos en seguros para estimar el tipo, modalidad, cobertura y costo de la
cobertura”[31].
Las compañías de seguro
constituyen, también, un aspecto más del interés financiero dominante en el
país. No debe extrañar que también ese interés sea protegido por la
representación política del sector hegemónico del Bloque en el Poder, aún
cuando en la Comisión participen elementos que no lo son. Por lo demás, en el
mismo proyecto se contempla lo que se ha dado en denominar ‘modernización’ de
FONASA que tendría los objetivos señalados a continuación:
“La modernización de Fonasa incluye transformarlo
en un seguro público integral, pasando de financiador a un comprador de
soluciones sanitarias. Modificará gradualmente su plan de salud, incorporando
coberturas como telemedicina y prevención, para avanzar hacia un plan
universal. Con esto se busca homologarlo con seguros privados y hacerlo más
competitivo, donde pacientes puedan cotizar una imposición superior el 7%”[32].
La dictación del decreto 181, en
consecuencia, no ha sido en modo alguno casual. Por el contrario: guarda
absoluta correspondencia con la práctica realizada en torno a proteger el
legado de la dictadura, mejorado en los gobiernos posteriores a ella.
CONCLUSIONES
Las conclusiones nuestras no pueden ser alentadoras.
Estamos frente a una sorda disputa de intereses entre las diversas fracciones
que componen la clase de los compradores de fuerza o capacidad de trabajo, una
disputa que revela los efectos de la tan negada y aborrecida lucha de clases,
en donde la vida y futuro de los vendedores de dicha mercancía no tiene
relevancia alguna. Menos aún en una época en donde las organizaciones políticas
que han aseverado una y otra vez representar sus intereses, integradas por
bribones y rufianes, se han dedicado al pillaje estatal y a copar los cargos
gubernamentales con sus familiares e incondicionales. Pocas veces en la
historia de la República han estado las clases dominadas tan huérfanas de apoyo
político. En esa disputa, y en la actualidad, los sectores dominados no juegan
ni desempeñan rol alguno que no sea luchar por su supervivencia constantemente
amenazada. Hasta cuándo permanecerán en esa situación es algo que no podemos
predecir.
El cierre de la
planta de IANSA en Linares, por consiguiente, a nuestro entender, no ha sido
sino la confirmación de una política determinada impuesta por el actual
Gobierno que busca aplicar de la manera más ortodoxa la forma de acumular
implantada por la dictadura, incluso, y si es necesario, desmantelando la
industria que se desarrolla en los sectores que, precisamente, poseen ventajas
comparativas. No es por otra razón que han cerrado otras industrias productivas
como lo han sido MAERSK, Industrias Suazo y CIAL, pues su objetivo es facilitar
la especulación bursátil, inmobiliaria y financiera.
Piñera ha sido
elegido con una amplia mayoría ciudadana de votos y mientras ese apoyo se
mantenga en las encuestas será muy difícil realizar intentos orientados a
desbaratar sus planes. Menos, aún, si quienes intentan hacerlo son los mismos que
han colocado a las clases dominadas en el estado de postración en que
actualmente se encuentran. La comunidad nacional difícilmente apoyará a esos
pícaros y bellacos en sus pretensiones por más que aleguen representar los
intereses de los trabajadores.
Una nueva
organización sindical, una nueva organización social, una nueva organización
política, nacidas todas ellas de las propias bases, con auténticos
representantes populares, con un ideario claramente delineado, con un proyecto
de sociedad aceptado por las grandes mayorías nacionales podrá ser el inicio de
una solución a los problemas que enfrentan en el día de hoy los sectores
dominados. Lo sucedido con los trabajadores de IANSA Linares es algo que nos
obliga a pensar y repensar los idearios. Y a reflexionar acerca de lo que está
sucediendo en el país.
Santiago, septiembre de 2018
[1] Gran parte de
estos datos han sido tomados de la página de IANSA que existe en INTERNET y de
las actividades de IANSA en Wikipedia.
[2] Ruiz, Carlos:
“Cierre de planta IANSA de Linares”, documento de agosto de 2018.
[4] Véase el
resumen que existe sobre las actividades de IANSA en Wikipedia.
[5] Véase la página
webb de IANSA para corroborar la cita.
[6] Villa J.,
Camilo: “Cierre de planta: IANSA argumenta menor consumo de azúcar pero experto
lo desmiente”, Radio Universidad de Chile, 14 de julio de 2018.
[7] Saavedra,
Natalia: “Camas separadas: cómo se ha tensionado la relación entre los
empresarios y Piñera”, ‘El Mostrador’, 16 de agosto de 2018.
[8] Saavedra,
Natalia: Id. (7). La negrita es de la autora.
[9] Saavedra,
Natalia: “¿Y los tiempos mejores? Tres empresas se van a pique en 15 días y
peligra IANSA en Linares”, ‘El Mostrador’, 25 de junio de 2018.
[13] Redacción: “El
lamento de Linares: alcalde RN acusa incapacidad del Gobierno de Piñera de
anticiparse a la crisis de IANSA”, ‘El Mostrador’, 20 de julio de 2018.
[14] Redacción:
“Crisis del azúcar en Chile:
Iansa
anuncia cierre de planta en Linares y afectaría a 4 mil trabajadores”, 24 Hrs
TVN, 17 de julio de 2018.
[16] Villa J.,
Camilo: Id. (6).
[17] Couyoumdjian, Juan Pablo: “IANSA y la
reconversión productiva”, ‘El Líbero’, 06 de agosto de 2018. Con negrita en el
original.
[20] Redacción:
“Directorio de IANSA decidirá el futuro
de la planta de Linares este jueves”, ‘El Mostrador’, 22 de julio de 2018.
[21] Cárdenas, Andrés: “Cierre de IANSA: los últimos intentos para
"endulzar" Linares y evitar que 4000 personas queden en la calle”, ‘El Mostrador’, 13 de julio de 2018.
[22] Redacción: “El lamento de Linares: alcalde RN acusa incapacidad
del Gobierno de Piñera de anticiparse a la crisis de Iansa”, ‘El Mostrador’, 20 de
julio de 2018.
[23] Cárdenas,
Andrés: Id. (21).
[24] Redacción: “’Respiración artificial’ para Iansa: Gobierno pide a la empresa aplazar en 2
años decisión sobre cierre de planta”, ‘El Mostrador’, 17 de julio de 2018.
[25] Redacción:
“Cierre de planta de IANSA”, ‘Pulso’ (‘La Tercera’), 30 de julio de 2018.
[26] Redacción: “Se pasó: la inaudita explicación de Piñera para justificar
cierre de Iansa Linares”, ‘El Mostrador’, 27 de julio de 2018.
[27] Vargas López,
Emiliano: “Azúcar, IANSA y la destrucción creativa”, ‘El Mostrador’, 1 de
agosto de 2018.
[29] Redacción: Id. (26).
[30] Fernández G.,
María Eugenia: “Piñera está cooptado por la UDI”, revista ‘Qué Pasa’ de 15 de
septiembre de 2017.
[31] Sandoval,
Gabriela y Leiva, Lorena: ”Comisión de Salud propone crear seguro nacional para
medicamentos”, ‘La Tercera’, 14 de agosto de 2018.
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